• Provee a las raíces en todo momento de un nivel de humedad constante, independiente del clima o de la etapa de crecimiento del cultivo.
• Reduce el riesgo por excesos de irrigación.
• Evita el gasto inútil de agua y fertilizantes.
• Asegura la irrigación en toda el área radicular.
• Reduce considerablemente los problemas de enfermedades producidas por patógenos del suelo.
• Aumenta los rendimientos y mejora la calidad de producción.